Siracusa en verano es el destino de muchos turistas, lo cual cambia la atmósfera de Siracusa y de su parte más bonita, Ortigia. Una de las mejores experiencias de Ortigia se encuentran en el interior de los edificios: los «cortili», o los patios de grandes casas convertidos en bar-terraza. En este breve artículo te contamos cuáles son los mejores cortili de Siracusa donde tomar algo en tu visita a Sicilia.
Los mejores cortili de Siracusa
En la isla de Ortigia, en Siracusa, su zona más turística, hay muchos locales que cuenta con un patio interior donde poder tomar un coctel u otra bebida aislados del ruido de la ciudad en plena temporada turística. Hablamos de los famosos cortili de Siracusa, y estás a punto de saber cuáles son los mejores.
Barcollo Siracusa
El completo local Barcollo Siracusa cuenta, además de con otros espacios, con un patio interno típico de las casas de Ortigia, donde además podrás escuchar música en directo casi todas las noches. Un lugar ideal si pasas el día en Ortigia, ya que se encuentra muy cerca de Fonte Aretusa.
Cortile Verga
El cortile Verga tiene un patio precioso, para nosotros el más bonito de Ortigia, y además sus cocteles son de otro mundo. Además, la primera vez cenamos aquí sin saber que era un cortile, y desde entonces repetimos siempre que volvemos a Sircacusa en verano para tomar algo por la noche. Es de los mejores cortili de Siracusa y se encuentra en el corazón de Ortigia.
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Cortile Spirito Santo
El restaurante Cortile Spirito Santo es uno de los mejores locales internacionales de Siracusa, por lo que te recomendamos que, si entra en tu presupuesto, no solo vengas a tomar algo, sino que cenes sus delicados platos locales y trampantojos.
De hecho, su cortile no es de los más bonitos de la ciudad, por lo que te recomendamos la experiencia completa de cena y copa u otra bebida para vivir la serata siracusana (la noche en Siracusa).
Esperamos que podáis visitar alguno de los mejores cortili de Siracusa en vuestro viaje a Sicilia y que así experimentéis parte de la sicilianita que cada vez es más difícil de encontrar en ciudades tan turísticas como Siracusa. ¡A volar!
