El Pirineo Aragonés es uno de esos Destinos con mayúsculas de los que es imposible cansarte, en el que hay mil lugares maravillosos por descubrir y disfrutar. En nuestra última escapada relax la villa de Aínsa nos regaló vistas increíbles al nevado Monte Perdido y alrededores. ¿Y si a este Destino le añades una ruta de senderismo y una jornada de spa a los pies de la montaña en un antiguo Monasterio? En este artículo te contamos nuestra escapada al Pirineo Aragonés para que tu también puedas recargar pilas en un entorno maravilloso.
Actualizado 2024
Directo al grano
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Qué ver en Aínsa
La llegada a Aínsa ya es todo un espectáculo para los cinco sentidos. Desde abajo, las casas de piedra anticipan un pueblo cuidado con mimo y con detalles que lo hacen muy acogedor. El sonido de las hojas crujir, del viento sobre los tejados, o de la fina brisa de verano. El olor a taberna, a pueblo, a hoguera…
Nada más ascender la villa de Aínsa se encuentra la plaza medieval. Ésta conserva las construcciones originales del siglo XIII, de estilo románico y cuya característica más notable son sus porches.
Desde la plaza se ve la iglesia dedicada a Santa María. Data del siglo XI-XII y llama la atención por su desnudez y sencillez. Se puede subir a la torre en horario bastante restringido. Sin duda merece la pena ajustarse a las horas de apertura y aportar una pequeña entrada simbólica al guardián de la torre.
Desde lo alto de la torre, a través de sus ventanas, desnudas o vestidas sobriamente con campanas, aparecen las maravillosas vistas de la villa, de la desembocadura del río Ara en el Cinca y la oposición del nevado Monte Perdido a un lado y la cercana Peña Montañesa al otro. El Castillo de Aínsa está rodeado por una fortaleza que antiguamente sólo se podía cruzar a través de un puente levadizo.
La Ermita de Santa Ana se alcanza tras un corto y agradable paseo después de cruzar el río Cinca.
Dónde comer en Aínsa
Nosotros elegimos un restaurante con cocina tradicional aragonesa que está en la Plaza Mayor, el Bodegón de Mallacán. El salón donde comimos tiene vistas al río Cinca y Peña Montañesa. Otro de los salones tiene vistas a la Plaza Mayor. El plato del día recomendado era paletilla de cordero al horno con patatas. También disponen de un menú diario.
Ruta de senderismo hasta Muro de Roda
Desde Aínsa se pueden realizar varias rutas, muchas de las cuales unen la villa con otras poblaciones medievales, desde las que se tienen unas vistas increíbles. La ruta que realizamos por la mañana fue la de Aínsa – Muro de Roda. La ruta forma parte del GR19, y podéis encontrar toda la información que necesitáis para preparar la ruta en la web de turismo Sobrarbe.
Boltaña
Tras pasear por Aínsa, entrada la tarde nos dirigimos a Boltaña, donde se encontraba nuestro alojamiento. Es una villa con encanto, cuyos mayores atractivos son el puente románico de Moscarrales a la entrada del pueblo, cruzando el Ara, sus calles y edificios de piedra, la plaza del ayuntamiento y el mirador del Castillo. Como en todos los pueblos del Pirineo se respira paz en las calles de Boltaña. Hay varios bares y restaurantes en el pueblo, aunque depende de la temporada algunos restaurantes están cerrados. Los bares son los típicos de un pueblo pequeño, en los que puedes comer bocadillos de media barra de pan y tapas caseras a muy buen precio.
Relax en el Monasterio de Boltaña
La segunda jornada de nuestra escapada al Pirineo Aragonés la dedicamos a relajarnos y llenarnos de energía.
El Hotel Barceló Monasterio de Boltaña es un antiguo monasterio del siglo XVII, y mantiene sus estructuras originales. Sus patios interiores, las distintas estancias convertidas en restaurante y bar y los corredores de piedra forman el encanto del alojamiento. Tiene cuidado hasta el más mínimo detalle, desde la elegante y sencilla entrada, hasta la decoración en madera y textil.
El spa tiene todo lo necesario para que vuestra experiencia sea maravillosa: zona de hidroterapia, espacio de relajación, duchas sensaciones, sauna, baño turco… un verdadero placer.
La carta del restaurante es atractiva y varía en función de los productos de temporada. En algunas páginas web lo consideran uno de los mejores restaurantes del Pirineo Aragonés. El menú de mediodía es económico y muy bueno.
Tomasinas en el resturante Montrepós
Si vas al Pirineo no te puedes perder las Tomasinas que se venden en el hotel-restaurante Montrepós, en el área de servicio con el mismo nombre. Siguiendo la tradición, este fue nuestra parada en el camino de vuelta a Zaragoza. Son unas magdalenas caseras rellenas de diferentes ingredientes que son sencillamente deliciosas. Se pueden comprar para llevar y puedes elegir las variedades que más te gusten. Si nos las has probado nunca, te sorprenderán. Las torrijas también son buenísimas.
En esta ocasión dejamos la cámara en casa para disfrutar del entorno de otra manera. Os hemos dejado algunas de las capturas que hicimos con el smartphone. ¡Esperemos que os gusten!
Si te ha gustado esta escapada al Pirineo Aragonés, lo mejor es que vayas tú mismo a estos lugares y que sigas conociendo Aragón. ¡A volar!